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Jornada Nacional por el Día Mundial de la Inmunología

Como es ya tradición, el 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Inmunología, cuyo objetivo es promover en la sociedad la importancia de esta ciencia para la salud y el bienestar humanos, así como resaltar su impacto en todos los ámbitos.

La Unión Internacional de Sociedades de Inmunología ha seleccionado como temática central de la efeméride al enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19. En Cuba, el amplio plan de actividades se dedica este año al Dr. Jorge Gavilondo Cowley, recientemente fallecido.

El Dr. Gavilondo fue uno de los fundadores de la biotecnología cubana, miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Cubana de Inmunología (SCI) entre los años 1996 y 2010, y Presidente de la Asociación Latinoamericana de Inmunología de 1999 a 2002. Su labor investigativa abarcó, entre otras áreas, la inmunología del cáncer, los anticuerpos monoclonales y recombinantes, el inmunodiagnóstico y las vacunas terapéuticas.

Las principales actividades de la celebración, iniciadas desde la semana anterior, incluyen:

– Programa La Pupila Asombrada dedicado al Centro de Inmunología Molecular. Jueves 22 de abril, 10:00 pm, Cubavisión.
– Apertura del envío de resúmenes al Congreso ALACI21 y 7mo Congreso Nacional de Inmunología, a celebrarse del 1 al 5 de noviembre de 2021, en Varadero, Cuba.
– Lanzamiento de la Convocatoria al Premio Anual de Inmunología 2021.
– Presentación del libro Neuroinmunología Básica Aplicada, de autores cubanos. Jueves 29 de abril, 10:00 am.
– Constitución de la Cátedra Multidisciplinaria de Inmunología “Dr. Antonio María Béguez César”, de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.
– Apertura de la I Jornada Científica Estudiantil Nacional de Inmunología “INMUNOCIEN 2021”.
– Webinar Avances de las Vacunas Cubanas contra la Covid-19. Jueves 29 de abril, 2:00 pm, por el canal de YouTube de la SCI.
– Entrevista a miembros de la Junta Nacional de la Sociedad Cubana de Inmunología, para la divulgación de actividades en el Programa de televisión “De tarde en Casa”. Jueves 29 de abril, 6:30 pm, Canal Educativo.
– Divulgación de los logros de la Inmunología en Cuba en las redes sociales Facebook/Twitter, y en las páginas eeb de la Sociedad y la Especialidad, y en el canal de Youtube de la SCI.
– Programa La Pupila Asombrada dedicado al Instituto Finlay de Vacunas. Jueves 29 de abril, 10:00 pm, Cubavisión.

Los capítulos provinciales de la SCI realizarán otras actividades.

La pandemia, que de manera trágica ha puesto en el primer plano el papel del sistema inmune en las enfermedades humanas, también ha permitido promover la utilidad de la inmunología en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de las infecciones y otras afecciones. El uso de plasma de convalecientes y el desarrollo de candidatos vacunales contra el SARS-CoV-2 son ejemplos de las intervenciones inmunitarias para el control de la pandemia.

Abdala, de Cuba, concluirá fase III de estudios clínicos

Abdala, candidato vacunal antiCovid-19 de Cuba, concluirá esta semana la administración de la tercera dosis a todos los voluntarios como parte de la fase III de ensayos clínicos, se conoció hoy.
 ‘Aspiramos al Primero de mayo celebrar el Día Internacional de los Trabajadores en las áreas de salud aplicando estas últimas dosis a todos los voluntarios incluidos’, aseguró Verena Mucio, directora de Investigaciones Clínicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), líder de este proyecto.

La especialista recordó que el 19 de abril comenzaron las dos últimas semanas de la aplicación de la tercera dosis a todos los voluntarios, de los cuales 21 mil 909 ya fueron vacunados como parte del proceso.

Detalló que la etapa de investigación clínica fase III con este candidato antiCovid-19 comenzó el 22 de marzo en las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma, con la aplicación de la primera dosis a 48 mil 290 sujetos durante seis semanas; mientras la administración de la segunda concluyó el 17 de abril, con 47 mil 620 voluntarios, y resultados satisfactorios.

La doctora Mucio adelantó que una vez concluida la etapa de vacunación de los voluntarios empezará el seguimiento a esas personas para evaluar la aparición de casos positivos con infección sintomática.

Esto nos permite comparar las proporciones entre grupos vacunados y placebo para evaluar la eficacia vacunal, proceso que se iniciará del 3 de mayo, puntualizó la directora de Investigaciones Clínicas del CIGB.

Según explicó, 14 días después de que el individuo recibe sus tres dosis comienza a evaluarse en el tiempo para determinar la positividad al virus y cuadros clínicos sintomáticos de la enfermedad.

‘Se va recogiendo información de los que salen positivos, y cuando se acumula un número de casos de aproximadamente 50 se realiza la primera evaluación de eficacia, para determinar las diferencias entre grupo placebo y el de la vacuna’, indicó la especialista.

Añadió que cuando se detectan 100 casos de voluntarios confirmados con la infección se hace un segundo corte; mientras el tercero y final se realiza con 150, y es cuando se puede determinar la eficacia vacunal, ya como resultado final del estudio.

Abdala forma parte también de estudios de intervención en grupos de riesgo, entre ellos personal de salud y del grupo empresarial BioCubaFarma, en varias provincias del país.

El CIGB desarrolla, además, el candidato antiCovid-19 Mambisa, único que se administra por vía intranasal; mientras Soberana 01, Soberana 02 y Soberana PLUS, del Instituto Finlay de Vacunas, son la otras propuestas de esta nación caribeña para el enfrentamiento a la pandemia por la Covid-19.  (Tomado de PL)

Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo 2021

La pandemia de COVID-19 ha llevado a los gobiernos, los empleadores, los trabajadores y la población en general a enfrentarse a retos sin precedentes en relación con el virus del SARS-CoV-2 y los numerosos efectos que ha tenido en el mundo del trabajo. Es por ello que, este año, el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo se centra en las estrategias para fortalecer los sistemas nacionales de seguridad y salud en el trabajo (SST) con el fin de desarrollar resiliencia para hacer frente a las crisis, hoy y en el futuro, aprovechando las enseñanzas extraídas y las experiencias.

La pandemia ha incidido en casi todos los aspectos del mundo del trabajo, desde el riesgo de transmisión del virus en los lugares de trabajo hasta los riesgos relacionados con la SST que han surgido como consecuencia de las medidas para mitigar la propagación del virus. La reorientación hacia nuevas modalidades de trabajo, como la generalización del teletrabajo, ha ofrecido muchas oportunidades, pero también ha planteado riesgos potenciales para la SST, en particular riesgos psicosociales y violencia.

La Organización Internacional de Trabajo (OIT) aprovecha esta oportunidad para sensibilizar a la opinión pública y para estimular el diálogo sobre la importancia de crear e invertir en sistemas de SST resilientes, basándose en ejemplos regionales y nacionales para mitigar y prevenir la propagación de la COVID-19 en el lugar de trabajo.

El Director General de la OIT, Guy Ryder, y un panel de líderes mundiales y representantes de alto nivel de gobiernos y de organizaciones de empleadores y de trabajadores ofrecerán sus puntos de vista y mostrarán cómo la inversión en seguridad y salud en el trabajo, tanto desde el punto de vista programático como financiero, contribuye a una infraestructura más sólida a nivel nacional, que está preparada para responder a crisis como la de COVID-19 y eventos similares.

Día Mundial de la Salud 2021: Construir un mundo más justo, equitativo y saludable

  • FUENTE: OMS
  • 7 Abril 2021

La pandemia de la COVID-19 ha resaltado que algunas personas pueden vivir vidas más saludables y tienen mejor acceso a los servicios de salud que otras, debido a las desigualdades en su edad, posición, estatus y voz en la sociedad y a las condiciones en las que nacen, crecen, viven, trabajan.

En todo el mundo, algunos grupos no solo tienen acceso limitado a servicios de salud de calidad, sino que también luchan para llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, tienen un acceso más deficiente a condiciones de vivienda seguras y educación de calidad, menos oportunidades de empleo que paguen un salario digno, y tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios y servicios de salud, y sufren inseguridad alimentaria. Los grupos que más sufren estas desventajas son a menudo los que sufren discriminación étnica y de género. Estas condiciones pueden provocar sufrimiento innecesario, enfermedades evitables y muerte prematura, al tiempo que dañan nuestras sociedades y economías.

Esto no solo es injusto: se puede prevenir. Es por eso que en el Día Mundial de la Salud 2021, la OMS pide a los líderes que garanticen que la equidad en la salud sea la pieza central de la recuperación de la COVID-19. Esto dará como resultado una región donde todos tengan condiciones de vida y de trabajo propicias para la buena salud, donde los sistemas de información en salud estén configurados para identificar a las poblaciones en situación de vulnerabilidad, donde la sociedad civil y los individuos sean socios en la búsqueda de soluciones donde ocurren las desigualdades y donde todos tengan acceso a la salud y la atención médica sin sufrir discriminación. Al mismo tiempo, la Organización insta los líderes a monitorear las inequidades en salud y garantizar que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde los necesiten.

Panel virtual del Día Mundial de la Salud: Construir un mundo más justo, equitativo y saludable después de la COVID-19 en la Región de las Américas.

Miércoles 7 de abril de 2021. 9:00 -10:00 a.m EST.  En Zoom, YouTube, Facebook y Twitter con interpretación simultánea en inglés, español, portugués, lenguaje de señas y subtitulado. Regístrese seleccionando este enlace

Los científicos creen que la pandemia se acabará, aunque el nuevo coronavirus siga existiendo

Al Día, Noticias de Salud

Los científicos creen que la pandemia se acabará, aunque el nuevo coronavirus siga existiendo

La vacunación nos protege de enfermar por el SARS-CoV-2, un virus con el que la humanidad acabará conviviendo, como ya lo hacemos con los resfriados o la gripe estacional. Y cuanto antes estemos todos vacunados, antes dejará de ser un problema grave.

La pandemia se acabará, y para que esto suceda no hará falta que el nuecoronavirusvo coronavirus desaparezca del planeta. La comunidad científica coincide en señalar que el SARS-CoV-2 se convertirá en un virus respiratorio endémico, como ya lo es, por ejemplo, la gripe estacional.

“Probablemente veremos una evolución del virus”, comenta Beatriz Mothe, especialista del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona, cerca de Barcelona. “El virus se irá adaptando”, pronostica.

El SARS-CoV-2 se convertirá en un virus respiratorio endémico, como ya lo es, por ejemplo, la gripe estacional

Los motivos son varios, pero pueden resumirse en dos: la vacunación no eliminará por completo el SARS-CoV-2 y probablemente el virus evolucionará para seguir contagiando de forma más leve, sin matar al huésped.

Por un lado, las vacunas previenen de las formas más graves de la COVID-19, pero aún no han demostrado que sean capaces de cortar de raíz la transmisión del virus ni cuánto durará la inmunidad provocada por la vacuna. De momento, a lo largo de la historia los programas de vacunación han logrado acabar por completo con dos enfermedades: la viruela y la peste bovina, que no afectaba a los humanos, pero provocó una gran escasez de alimentos.

Por otro lado, los virus necesitan un huésped como los humanos para replicarse y sobrevivir. Por lo tanto, su lógica evolutiva no es la de matar al huésped, sino la de continuar infectando para reproducirse en él.

De momento, los programas de vacunación han logrado acabar por completo con dos enfermedades: la viruela y la peste bovina

“Este virus ha venido para quedarse, vamos a seguir conviviendo con él”, asegura Sonia Zúñiga, viróloga del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC). Algunos de los factores que incidirán en la conversión del nuevo coronavirus en un viejo conocido son su velocidad de propagación y el ritmo de vacunación.

Un artículo periodístico en la revista Nature, añadía otros argumentos que respaldan la tesis de que el coronavirus no desaparecerá de nuestras vidas. Algunos de los factores que pueden reforzar la circulación del SARS-CoV-2 en el planeta son las reticencias de algunas personas a vacunarse y un posible cambio de comportamiento de las ya vacunadas al sentirse más seguras. Por eso es importante que después de vacunarnos sigamos manteniendo las medidas de protección:  mascarilla, higiene, ventilación y limitación de las interacciones sociales.

El final de la fase aguda de la pandemia llegará con la generalización de la vacunación, que debe extenderse a todo el mundo. Hay estudios que calculan que esto no sucederá hasta 2024 por la distribución desigual de dosis, según el Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke (Estados Unidos).

A partir de entonces, según la hipótesis de una proyección publicada a principios de 2021 en la revista Science, el virus circularía menos y causaría síntomas menos graves.

Los autores de este estudio asemejan el SARS-CoV-2 a otros cuatro coronavirus, ‘primos hermanos’ suyos, que causan el resfriado común; y lo diferencian de sus antecesores SARS-CoV y MERS-CoV, que emergieron en 2002 y 2012.

La fase pos pandemia estará influenciada por factores como la reinfección, la estacionalidad y la competición con otros virus para imponerse sobre ellos, según otro trabajo publicado a finales de 2020, también en Science.

Sobrevivir a toda costa: nuevas variantes

La aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2 puede complicar el panorama. A pesar de que muta menos que otros virus, como el de la gripe o el del VIH, ya han surgido nuevas variantes más contagiosas, pero no más mortales. Sus mutaciones se concentran en la proteína S de su corona para engancharse mejor a las células humanas y continuar infectando.

A pesar de que el SARS-CoV-2 muta menos que otros virus, como el de la gripe o el del VIH, ya han surgido nuevas variantes más contagiosas

“En cierto sentido, le estamos dando oportunidades al virus para ir adquiriendo nuevas mutaciones y ventajas evolutivas, como nuevas variantes que se transmiten mejor y son capaces de evadir la respuesta inmune”, dice Francisco Díez, investigador del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (CNM-ISCIII).

Por ejemplo, la mutación D614G apareció en enero de 2020 y en medio año acabó siendo la variante dominante en todo el mundo, sustituyendo al virus original que se detectó en China, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esa nueva versión del virus era más infecciosa y transmisible que la anterior. Ahora, todas las variantes actuales provienen de esta.

Una de ellas es la VOC-202012/01, que suma la mutación N501Y, identificada por primera vez en el sudeste de Inglaterra, que, en menos de dos semanas, ya se había extendido por todo Reino Unido, también según la OMS.

O en Sudáfrica, donde la variante viral 501Y.V2, que incluye otras mutaciones adicionales en la proteína S de la corona, como la E484K y la K417N, se ha asociado con una mayor carga vírica, lo que se traduciría en una capacidad de transmisión mucho mayor, apunta la OMS.

“Estas son las armas que tiene el virus para sobrevivir: modificar su genoma”, explica Díez, que ha estudiado la diversidad genética del nuevo coronavirus en España desde el inicio de la pandemia.

“Si el virus continúa en esta línea es muy difícil de eliminar, como pasa con el virus de la gripe, subraya Zúñiga. Por eso, esperamos que conviva con nosotros y los casos graves que cause sean cada vez menos”.

Como consecuencia, más allá de las vacunas, que quizás se tendrán que actualizar cada cierto tiempo, los tratamientos también serán clave para tratar los casos más graves, que necesiten atención especial.

abril 05/2021 (SINC)

La mitad de los cánceres infantiles del mundo no se diagnostican y la pandemia lo ha empeorado

Al Día, Noticias de Salud

La mitad de los cánceres infantiles del mundo no se diagnostican y la pandemia lo ha empeorado

El pediatra especializado en cáncer infantil se dio cuenta al poco de empezar la pandemia que el coronavirus amenazaba años de trabajo dedicado a mejorar la atención de estos pacientes en países con recursos limitados. Acaba de publicar un estudio que pone de manifiesto la magnitud del problema.

coronavirus niñosLa COVID-19 ha trastocado la lucha contra enfermedades que ya existían y que seguirán ahí una vez nos hayamos olvidado del SARS-CoV-2. Carlos Rodríguez Galindo (Reus, 1962), director del departamento de Medicina Pediátrica Global del Hospital de Investigación Infantil St. Jude (Estados Unidos), trabaja para mejorar la atención de los niños y niñas con cáncer, sobre todo en los países en vías de desarrollo. Como muchos otros investigadores, comprobó pronto que el coronavirus iba a cambiarlo todo.

“Empezamos a ver un gran impacto en todos los programas con los que trabajábamos, tanto por limitaciones de personal como en los sistemas de salud”, explica a SINC. “Los gobiernos derivaban recursos fuera del cáncer infantil, utilizaban camas de los hospitales reservadas a estos pacientes y enviaban enfermeras y médicos a las líneas primarias de atención a la COVID-19”.

En el cuidado de los niños con cáncer han aumentado los abandonos por falta de recursos, transporte o acceso al hospital; se ha interrumpido la quimioterapia, radioterapia y cirugías; y también han disminuido los diagnósticos.

Fue entonces cuando Rodríguez y sus colaboradores decidieron poner en marcha una encuesta, contestada por más de 300 profesionales de 79 países, para mapear y hacer un seguimiento de la situación. Sus resultados se han publicado recientemente en The Lancet Child & Adolescent Health y ponen de manifiesto que la pandemia ha reducido diagnósticos e interrumpido tratamientos en todo el planeta, sobre todo en los países menos favorecidos.

Hablamos con Rodríguez sobre los avances que se habían logrado en su campo en los últimos años, cómo la pandemia los ha puesto en peligro y qué consecuencias tendrá esto.

¿Afecta más la COVID-19 a los niños y niñas con cáncer?

Tenemos un registro global con más de 1 600 casos reportados de niños con cáncer infectados por SARS-CoV-2, que nos dio una primera imagen de lo que estaba ocurriendo. Vimos que les afecta de forma significativa, pero la mortalidad no es tan alta como habríamos esperado en pacientes inmunosuprimidos. Teníamos miedo de que hubiera una alta tasa de mortalidad en todo el mundo, pero esta era de un 3,5 %: más grande que en niños sin cáncer, pero no tanto como en personas mayores.

Entonces, ¿cuál es el mayor peligro que supone la pandemia para estos pacientes?

El principal impacto no es la infección, sino cómo esta afecta a los sistemas de salud, sobre todo a los de países con recursos limitados, que son más vulnerables. El cuidado de los niños con cáncer ha sufrido una disrupción significativa: han aumentado los abandonos por falta de recursos, transporte o acceso al hospital; se ha interrumpido la quimioterapia, radioterapia y cirugías. También han disminuido los diagnósticos y estamos esperando a ver cuál es el impacto de eso. Muchos habrán fallecido sin llegar, al médico, y sabemos que otros lo han hecho dos o tres meses más tarde, lo que también incrementa la mortalidad.

El diagnóstico y la supervivencia de los niños con cáncer en países con recursos limitados había mejorado en los últimos años. ¿Cómo afectará la pandemia a esto?

Lo sabremos dentro de un año, pero definitivamente ha habido un impacto. En los últimos tres o cuatro años nació un movimiento global para priorizar el cáncer infantil en los sistemas de salud. Muchos gobiernos movilizaron recursos y creo que el ambiente era muy positivo para avanzar en este tema.

El principal impacto de la pandemia no es la infección, sino cómo esta afecta a los sistemas de salud, sobre todo a los de países con recursos limtados.

No quiero trivializar, pero en la salud global hay una dicotomía entre las enfermedades infecciosas, como sida y malaria, que es lo que ha marcado las últimas dos décadas, y las no transmisibles crónicas como diabetes, hipertensión y cáncer. Ha habido un paso gradual hacia la priorización de estas últimas, con programas que han empujado a los gobiernos a crear políticas de salud para proteger al paciente de cáncer, lo que incluye financiar la pediatría. Fue un camino que tardó muchos años, y creo que uno de los efectos de la COVID-19 será que los sistemas se darán cuenta de nuevo de que somos muy vulnerables a las enfermedades infecciosas y los recursos y la atención social y política vuelvan a ellas. Temo que esta transición que tanto había costado se pierda. Además, en sistemas de salud vulnerables una bomba en el camino como esta lo desmonta todo y hay que poner otra vez todas las piezas.

¿Qué podemos hacer para empezar a paliar los efectos de la pos pandemia sobre los niños con cáncer?

Nosotros intentamos proteger a los equipos, mantener las inversiones y adaptarnos. Hemos reenfocado nuestro trabajo para asegurar que los sistemas de salud puedan sobrevivir a la COVID-19 en lo que respecta al cáncer infantil. Seguimos trabajando con los gobiernos: por ejemplo, en noviembre Perú creó una ley de subvención para el cáncer infantil para proteger a los niños e incluso a las familias, pagando un salario a los padres cuando tienen que dejar el trabajo para atender a sus hijos. A pesar de la pandemia se dieron cuenta de la importancia de invertir en esto y hemos visto que muchos países se han mantenido fieles a lo que habían empezado antes, pero no sé hasta qué punto continuarán.

En el último año se ha puesto de moda el concepto de One Health en relación con las enfermedades infecciosas. Esta necesidad de pensar en la salud como algo global, ¿debe aplicarse también al cáncer?

Yo creo que sí. El cáncer en general no es una prioridad a nivel global porque los gobiernos entienden que hay otras. La integración de los sistemas de salud en cualquier iniciativa de cáncer es crítica. En pediatría intentamos que los programas de cáncer a nivel global estén muy bien integrados con los de disminución de la mortalidad maternoinfantil para estar seguros de que los recursos son compartidos, y se educa a los médicos primarios para que puedan ayudar con las dos partes.

El 80 % de los cánceres infantiles tiene lugar en países con recursos limitados y su número está en alza. ¿Por qué?

Creemos que cada año unos 400 000 niños desarrollan cáncer y solo 200 000 son diagnosticados. De esa mitad sin diagnóstico casi todos son de países en vías de desarrollo.

Porque la inmensa mayoría de la población infantil del planeta vive en países con recursos limitados. Además, en Europa y Estados Unidos el número de niños no aumenta, pero en el resto del mundo sí. Hay un fenómeno de transición epidemiológica: en los lugares más pobres las tasas de mortalidad por debajo de los cinco años son muy elevadas, pero a medida que los sistemas de prevención de mortalidad materno infantil, educación, nutrición y vacunación mejoran, la población sana por encima de esta edad aumenta. Esto provoca que también crezcan los casos de cáncer infantil, simplemente porque las causas de fallecimiento con las que compite disminuyen.

¿El diagnóstico ha mejorado en estos países?

Existen mejores sistemas, pero el 50 % de los niños con cáncer no son diagnosticados a nivel global. El número es difícil de estimar, pero creemos que cada año unos 400 000 niños desarrollan cáncer y solo 200.000 son diagnosticados. De esa mitad que fallece, sin diagnóstico, casi todos lo hacen en países en vías de desarrollo.

Hace un año calcularon que invertir en el cáncer infantil tendría un gran retorno desde un punto de vista materialista y salvaría la vida de 11 millones de niños.

Intentamos convencer a los gobiernos de que apoyar el cáncer infantil es una inversión cuyo retorno se puede multiplicar por dos o tres al cabo de veinte o treinta años conforme esos niños entran en el mercado laboral. Buscamos integrar estos parámetros económicos en cualquier política de salud para que los gobiernos vean la importancia que tiene, y que invertir en los niños es beneficioso no solo para ellos, sino también para los sistemas de salud.

Intentamos convencer a los gobiernos de que apoyar el cáncer infantil es una inversión cuyo retorno se puede multiplicar por dos o tres al cabo de 20 o 30 años, cuando entran en el mercado laboral.

Es importante definir bien el problema. En pediatría intentamos manejar nuestro lenguaje en torno a los años de vida perdidos por discapacidad, mortalidad o morbilidad. Los pacientes de cáncer infantil son jóvenes que van a vivir muchos años, por lo que el impacto es mucho mayor que si lo comparamos con una adulta con cáncer de cuello uterino. Para nosotros es muy importante el mensaje de invertir en el futuro: los niños tienen una vida muy larga. Cuando ponemos todos los cánceres en una lista, el infantil está en el top cinco porque son muchos años de vida los que se pierden por no invertir en él.

Y entonces llegó la COVID-19

En el artículo vemos que casi una tercera parte de los centros comunicaron una disminución en el número de casos diagnosticados, y estamos hablando de países que ya tenían grandes limitaciones para encontrar casos. Allí donde llevamos años trabajando, como Guatemala, donde creamos un centro nacional para el cáncer infantil, solo podemos ver un 60 %. Y es uno de los países más avanzados en este grupo de países con recursos limitados.

Menos diagnósticos, abandono de tratamientos… ¿Cree que sus resultados son extrapolables a otras enfermedades y grupos poblacionales?

Definitivamente sí. No ha habido muchos estudios de cáncer en adultos, pero uno al principio de la pandemia en Países Bajos mostró una disminución dramática en el número de adultos diagnosticados, que luego regresaban pero con la enfermedad muchísimo más avanzada. Creo que esto se ha demostrado incluso en Europa y estoy seguro de que en otras enfermedades crónicas, como diabetes y cardiovasculares, también habrá habido un impacto.

¿Cree que los niños han sido olvidados en esta pandemia?

[Piensa]. Es un punto complicado, pero creo que cuando hay una crisis social o sanitaria a veces no centramos la atención en las necesidades únicas de los niños y eso es muy importante recalcarlo. No sé si los niños son los grandes olvidados, en la pandemia, pero es posible que el impacto sobre ellos haya sido superior. Desde el punto de vista de salud la han tolerado mucho mejor que los adultos, pero si miramos otros impactos, como el afectivo, la falta de socialización, el cierre de colegios… El impacto se verá en uno o dos años. Creo que habrá una generación de niños que lo va a notar.

Cierre de colegios, falta de socialización… ¿Tendrá todo esto un impacto a largo plazo?

Obviamente. No soy sociólogo ni pedagogo y no sé cómo se va a evaluar ni cuál va a ser el impacto en toda una generación de niños: lo único que puedo decir es que el impacto ha sido sustancial en los niños con cáncer en todo el mundo, y si podemos medirlo en ellos me imagino que este es igual o superior en niños con otras enfermedades que no han sido analizadas, niños con necesidades crónicas, de aprendizaje, de nutrición, de desarrollo psicomotor… El impacto puede ser catastrófico.

¿Qué lecciones podemos sacar de la pandemia?

La necesidad de estar preparados y tener la humildad de no subestimar lo vulnerables que somos. No podemos permitirnos que esto vuelva a pasar. Una segunda pandemia en los próximos cinco años sería devastadora en muchos sentidos y prevenir es lo más seguro para luego seguir construyendo programas de cáncer.

Aprender a priorizar, algo que hemos aprendido de nuestros colegas que han sabido hacerlo en medio de una situación catastrófica. Estar cerca de agencias globales y sistemas de salud para, cuando sea necesario, poder levantar la mano y asegurar que no se olviden de los niños con cáncer. No hay mucho interés en el cáncer infantil, que se tiende a olvidar ante tantas prioridades. La vulnerabilidad de estos pacientes no se soluciona de la noche a la mañana.

abril 05/2021 (SINC)