Vuelve la esperanza de la Salud al interior de Brasil

brasilLa agenda de retomar Más Médicos es inmediata», anunció en días recientes un funcionario del Ministerio de Salud Brasil, en alusión al proyecto que involucró a más de 8 000 médicos cubanos caracas, Venezuela. A veces al doctor Erik Méndez Rodríguez, timonel de la brigada médica cubana en esta capital, mientras viene y va por algún suburbio caraqueño, le parece que desanda de nuevo los barrios de Capivari da Mata, en Brasil.

De allá regresó precipitadamente el galeno un día, sin que retornar a Cuba en ese momento fuera deseo suyo, de las autoridades cubanas, ni de quienes pueblan aquella urbanidad periférica de Sao Paulo, en el municipio de Ituverava, mal amparada siempre, salvo en el oasis de sensibilidad social que vivió Brasil, con los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Erik Méndez permaneció durante ocho meses en Capivari da Mata. Con su presencia allí, y a base de un desvelo humano y profesional no visto hasta entonces en el pueblito de marras, él y otros 11 colegas de la Isla se habían robado el afecto capivariaño.

Como absorta reaccionaba la gente al principio; ¿un médico extranjero, en aquel sitio ignorado por compatriotas de la Salud, casi siempre reacios a estar donde vive la gente que más precisa de ese servicio, pero que poco o casi nada tiene para costearlo?

No. Capivari da Mata y pueblitos como él, que en Brasil se cuentan por miles, olvidados, perdidos en la extensa geografía del país, no son buenos para lucrar con la Medicina, y ese es, dolorosamente, el propósito de muchos que salen de las universidades, allá o acullá, con la mirada en conglomerados metropolitanos e instituciones en los que el que busca alivio para su enfermedad es, en vez de paciente,  cliente, y como tal se le trata –mesa por medio– entre aquejado y galeno, para marcar distancias y diferencias.

Datos conservadores sitúan en al menos 800 000 la cifra de brasileños que, al ascender Lula a su primer mandato presidencial, y antes de su programa Más Médicos, jamás habían logrado acceder a un servicio tan vital como el de Salud.

Más Médicos vio la luz en 2013, involucró a más de 8 000 cubanos y a colegas de otras naciones, llegó a enclaves recónditos donde el dolor humano los reclamó, y mejoró indicadores de salud en el gigante sudamericano.

Un quinquenio después llegó Jair Bolsonaro al poder, y, a fuerza de ofensivas declaraciones, de amenazas y viles calumnias contra los profesionales de nuestro país que prestaban labor solidaria en Brasil, no dejó más alternativas que el retorno a la Isla.

Luego, la Organización Panamericana de la Salud, a partir de un estudio, advirtió que el impacto de la salida del personal cubano, hacia 2030 podría oscilar entre 37 000 y más de 40 000 muertes de menores de cinco años en Brasil.

Tales vaticinios hieren a Cuba; laceran a Erik Méndez y a sus colegas que, como él, conocieron aquel país y les tocaron el alma. De ahí que les reconforte el anuncio reciente de un funcionario brasileño de la Salud: «La agenda de retomar Más Médicos es inmediata».

De misión ahora por Venezuela, el doctor imagina a algún compatriota suyo en las calles –tramos de tierra roja, tramos de adoquines– de Capivari da Mata, camino del puesto médico, o de algún hogar donde lo reclame un enfermo.

Méndez Rodríguez cree en el segundo rescate de un joven capivariaño, que, arrebatado por los cubanos de los brazos de la drogadicción, cayó en ella de nuevo, cuando no tuvo la mano de la Isla. Erik tampoco duda, que Roberta Alves da Silva, la sexagenaria que lloró por la partida de los cubanos, volverá a sonreír con el Brasil de Lula da Silva.

Tomado de: Granma

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