La sensatez es robustez. Reflexión Necesaria

Mucho más de lo hecho queda por hacer frente a la COVID-19.
Mucho se ha hecho frente a la COVID-19, desde el inicio de año,
pero
mucho más de lo hecho queda por hacer, lo que debe ser
perfectamente comprendido y emprendido, por todos y cada uno de
los trabajadores y estudiantes de Salud, y cada cubano, en todas
las provincias, los municipios, las comunidades, familias, casas e
instituciones del país.
El mundo está aún muy lejos de controlar la pandemia y
solo
tenazmente
, con coherencia, ciencia e inteligencia, se podrá
avanzar en la prevención y el control de la enfermedad
.
Tanto en las redes sociales como los medios de difusión se
visualizan imágenes de las disímiles tareas dirigidas a la prevención
y el control de la infección por SARS-CoV-2;
pero también se
advierten
, cuando se observan profesionalmente,
irregularidades que deben evitarse, lo que se logra con
preparación y exigencia
. Durante las inspecciones sorpresivas a
las instituciones,
se identifican también prácticas incorrectas, lo
cual no se puede permitir.
Cada profesional, trabajador y estudiante del sector tiene que
saber cómo protegerse, tiene que saber hacerlo (y
demostrarlo), tiene que saber ser y estar, tanto en su puesto
de trabajo como en su entorno y fuera del mismo.

Todos debemos (y tenemos) que estar conscientes de la
necesidad del lavado frecuente de las manos (siempre antes y
después de atender a pacientes, realizar procederes,
manipular objetos, tocar superficies, etc.).
Todos tenemos que saber colocar, usar, retirar, cambiar,
disponer e higienizar los nasobucos, sin dudas una barrera
física para evitar el contagio y la transmisión de un virus muy
contagioso, potencialmente letal.
Todos tenemos que guardar las distancias establecidas y,
por supuesto,
debemos acudir de inmediato al médico (más
bien tenemos que hacerlo
) si aparecen síntomas
respiratorios, de la misma manera que exigimos que lo hagan
nuestros pacientes.
No tenemos derecho a asistir con manifestaciones
respiratorias al trabajo
, mucho menos a exponer al contagio
a pacientes y colegas.
Vivimos tiempos en que la sensatez es robustez.
En los niveles de atención primaria, secundaria y terciaria
debemos revisarlo todo al detalle
, para solventar las
irregularidades y procurar la excelencia en el desempeño.
La calidad superior, dígase excelencia, se requiere ahora, y
también después
; ahora para enfrentar al SARS-CoV-2, un virus
que es más fuerte y se expande más, con sus devastadoras
consecuencias, mientras más fisuras en el comportamiento y más
resquicios de inseguridad biológica existan.
Revisemos el cómo ponernos y quitarnos los medios de
protección individual
, el cómo supervisar el uso y desuso de los
mismos;
el cómo se ejecuta la limpieza y desinfección (de
superficies, objetos y pisos);
el cómo asegurar el saneamiento
ambiental y la protección
donde se generan aerosoles
respiratorios (microgotas), donde se tose o estornuda, donde se
ventila o instrumenta a pacientes, donde se procesan y analizan

muestras biológicas; el cómo se realiza el lavado de las manos y
se cumplen las medidas de higiene
, tanto personal como
medioambiental e institucional en su conjunto,
el cómo se
garantiza la disciplina y la higiene
, de todos y cada uno, del
mobiliario, los textiles, medios e instrumental, etc., y
el cómo se
realiza la desinfección y limpieza concurrente, general y
terminal en diferentes áreas
(según el riesgo), en consultorios,
policlínicos, hogares de ancianos, casas de abuelos, centros
psicopedagógicos, hogares maternos, centros de aislamiento,
ambulancias, cuerpos de guardia, consultas, salas, unidades de
terapia intensiva e intermedia, laboratorios, quirófanos y las
instituciones en general.
Es hora de repensar el uso de la bata blanca que nos identifica
y la ropa verde de los salones y unidades cerradas
; en realidad
son “
sanitarias” y debían usarse exclusivamente en contextos
asistenciales, no en los alrededores de las instituciones, las calles y
los transportes; son vehículos de gérmenes, y potencialmente
pueden afectar a muchos con los cuales nos relacionamos, incluida
la familia. El
estetoscopio, como otros imprescindibles
instrumentos de trabajo, debe higienizarse como corresponde,
para evitar que transmita infecciones.
También es el momento de resolver, definitivamente, la exigencia
de no usar
prendas en determinadas posiciones asistenciales, de
exigir el recorte de las
uñas (bajo las cuales se alojan y trasladan
microbios) y las medidas con respecto al
pelo largo sin protección,
entre otras.
El cómo garantizar la HIGIENIZACIÓN, cumpliendo las
indicaciones del Ministerio de Salud Pública,
debe convertirse en
obsesión de los cuadros
, profesionales, trabajadores y
estudiantes del sector
. Se deben conocer, aplicar, controlar y
exigir sus principios y procedimientos, tanto generales como
específicos, de acuerdo al riesgo de las áreas.
Nunca ha sido más
importante convertir la higiene en hábito
, en cultura, de todos y
en todo
.
En la confianza está el peligro. “El SARS-CoV-2 no perdona los
errores
; se dispersa en aerosoles, coloniza las mucosas
desprotegidas
(nariz, boca u ojos), se adapta y resiste en cuanta
superficie cae
, contamina suelos (pisos) y suelas (de zapatos),
se transporta en las manos y mediante ellas (cuando no se lavan
adecuadamente)
llega a los más insospechados lugares (tan
cerca como lejos), por ejemplo, teléfonos (tanto fijos como móviles),
picaportes de las puertas, barandas de las escaleras, ascensores,
medios de transporte, interruptores eléctricos, objetos de uso
personal, mouse (ratón) de la computadora, espejuelos, relojes,
prendas, libros, mobiliario, etc.
Entonces,
puede imaginarse lo que puede suceder cuando se
incumplen las precauciones estándares y específicas
, muy
bien orientadas
, pero desafortunadamente mal asimiladas o
incumplidas por algunos
.
Por tanto,
URGE volver, una y otra vez, a la capacitación en
Bioseguridad
, con mayor rigor en el proceso, la evaluación y
certificación
, de modo que todos aprendan y emprendan para
protegerse del contagio, evitar la propagación y reducir al mínimo
las vulnerabilidades.
Piénsese en los abuelos, padres e hijos, en la familia en su
conjunto, los vecinos, amistades, compañeros de trabajo o estudio,
los compatriotas en general.
Pensemos en Cuba y la humanidad.
Pensemos en cómo mejorar nuestro desempeño cotidiano, y
hagamos lo necesario para lograrlo, pero sin perder un minuto en
tan noble empeño.
La
Bioseguridad deviene esencial en el enfrentamiento a la
COVID-19. Por favor, no deje de estudiar, asimilar, cumplir y
exigir sus principios. La capacitación, en función de prevenir y
controlar la COVID-19, será continua, escalonada, ajustada al
momento, acorde a las necesidades de cada profesión u ocupación,
utilizando razonables alternativas para hacerse sostenible. La
Identificación de Necesidades de Aprendizaje” (INA), en íntima
relación con la apreciación de la situación clínico-epidemiológica,
juega un rol esencial en cada escenario hoy, precisamente para

adecuar la estrategia en cada lugar, cumpliendo los preceptos y
medidas que se han indicado.
Desde antes que se confirmaran en Cuba los primeros casos de la
COVID-19, nuestro Gobierno priorizó en su agenda la batalla diaria
contra una pandemia que ya ha alcanzado a 182 países, con más
de 2 millones 520 mil casos confirmados y una letalidad, que ha ido
aumentando hasta llegar al entorno de 7,01 %. Como afirma el
periódico Granma hoy, cada uno de esos encuentros ha estado
unido por un hilo conductor:
ganar tiempo a esta enfermedad,
engañosa y aún no conocida del todo. Entonces,
en cada
institución de salud
, en todos sus servicios, debe prevalecer el
mismo espíritu de ir al detalle
, prever, modelar y concretar
soluciones
.
Aprovechamos este mensaje reflexivo para reconocer a un
grupo de sectores
. Frente a la COVID-19, junto a médicos e
investigadores, enfermeros, estomatólogos, psicólogos, tecnólogos,
técnicos, trabajadores y estudiantes de Salud, se han crecido los
policías, transportistas, campesinos, trabajadores de
Comunales, de Comercio y Gastronomía
, entre otros tantos, y
merecen el reconocimiento sincero del pueblo y el Ministerio de
Salud Pública (MINSAP).
A todos aplaudimos como expresión
de gratitud
.
Fraternalmente,
Dr. José Luis Aparicio Suárez.
Jefe del Departamento de Posgrado.
Dirección de Docencia Médica.
MINSAP.

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