Esta generación será la primera en vivir toda su vida a la sombra de un clima global desestabilizado.
Para 2100, se calcula que 1 800 millones de adolescentes experimentarán temperaturas globalesaproximadamente 2.8 °C más cálidas que en la época preindustrial, un cambio que intensificará el clima extremo, la inseguridad alimentaria, la pérdida de biodiversidad, la inestabilidad social y las enfermedades relacionadas con el calor en todo el mundo.
“Creo que a la gente le cuesta reconocer lo que un mundo más cálido significa para la salud y el bienestar”, dice la profesora de salud mundial y economía. “Los jóvenesvan a vivir mucho más tiempo que las generaciones mayores, y son los que más tienen que perder si no invierten en el futuro. Por desgracia, no suelen ser ellos quienes están en el asiento del poder para tomar estas decisiones”.
Los adolescentes “son la primera generación mundial de nativos digitales”, según el informe.
En todo el mundo, el 79 % de los jóvenes de 15 a 24 años tienen acceso a Internet, mientras que el 95 % de los adolescentes de los países de renta alta y media-alta están conectados.
Las tecnologías digitales abren inmensas oportunidades. Pero también pueden exponer a los jóvenes a la desinformación, el ciberacoso y los contenidos perturbadores, al tiempo que aumentan el aislamiento social y la inactividad física.
Los riesgos y beneficios de las tecnologías digitales se verán “sobrealimentados” por la maduración de la inteligencia artificial, advierte el informe. No existe una solución única para este complejo problema, por lo que el informe ofrece diversos enfoques para afrontarlo a todos los niveles.
“Hay opiniones muy firmes en torno a las redes sociales y el acceso digital, pero creo que se trata de una historia con muchos matices”, considera Baird.
“También es muy importante el papel de los padres, los profesores y los propios jóvenes”, añade. “Con la IA, va a hacer falta gente realmente inteligente y un cambio políticorealmente rápido para garantizar que los jóvenes no se vean perjudicadosen todo este proceso”.
Las tasas de obesidad están subiendoen todo el mundo y desde 1990 se han multiplicado hasta por ocho en algunas zonas de África y Asia. El informe prevé que unos 464 millones de adolescentes de todo el mundo tendrán sobrepeso o serán obesos en 2030 (143 millones más que en 2015), una tendencia que aumentará el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2 y las cardiopatías.
El aumento de la obesidad entre los adolescentes está relacionado con la mayor disponibilidad de alimentos poco saludables, que a menudo son más asequibles y accesibles que las alternativas nutritivas. Las bebidas azucaradas, como los refrescos o las bebidas energéticas, son un factor clave del problema: el consumo de estas bebidas entre los adolescentes ha aumentado entre un 24 % y un 33 % en todas las regiones, excepto en los países de ingresos altos, América Latina y el Caribe. En la actualidad, más de la mitad de los adolescentes del planeta consumen bebidas azucaradas al menos una vez al día.
Además, el informe constata que los adolescentes han adoptado estilos de vida más sedentarios con mucho tiempo frente a la pantallao porque la contaminación atmosférica, el clima extremo y otros factores limitan su capacidad para practicar deportes o hacer ejercicio al aire libre.
Para combatir la obesidad entre los adolescentes, el informe recomienda aplicar impuestos sobre el azúcar y ampliar los programas deportivosy de fitness para jóvenes en las comunidades desfavorecidas.
Una de las proyecciones más desgarradoras del informe es que en 2030 se perderán 42 millones de años de vida sana por trastornos mentales o suicidio, lo que supone dos millones más que en 2015. Según el informe, la salud mentales “la principal causa de carga de morbilidad entre los adolescentes de todos los países”.
Esta cifra corrobora una crisis de salud mental generalizada y bien documentada para los jóvenes, alimentada por tendencias a largo plazo (como la tecnología digital y el cambio climático) y catástrofes recientes, especialmente la pandemia de COVID-19.
“Imagínense estos trastornos masivos durante estos años críticos”, dice Baird. “Han perdido la educación y la capacidad de relacionarse con la gente, a lo que se suman múltiples crisis económicas. Potencialmente, viven en un mundo más pobre y estresado”.
El informe recomienda ampliar los servicios de salud mentala los adolescentes y capacitar a las comunidades para abordar las causas de su estrés, ansiedad y depresión.
Aoife Doyle, profesora asociada de epidemiología especializada en salud adolescente de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, está de acuerdo en que la salud y el bienestar de los adolescentes se encuentran en un punto de inflexión.
“El informe de The Lancet aporta datos que demuestran, en primer lugar, que se invierte demasiado poco en la salud y el bienestar de los adolescentes y, en segundo lugar, que las inversiones no se ajustan a la carga de morbilidad de los adolescentes”, señala la especialista, que no participó en el informe, a través de un correo electrónico.
“Estos datos convincentes deberían motivar a gobiernos y donantes a tomar medidas para cumplir sus promesas de cobertura sanitaria universal y proporcionar servicios sanitarios más apropiadosy completos para los adolescentes”, añade.
También cabe señalar que ninguna de estas tendencias se produce de forma aislada. Por ejemplo, la obesidad y la salud mental se ven profundamente afectadas por las tecnologías digitales y el estrés climático. Aun así, Baird se siente alentada por la resistencia y determinación de los jóvenes a la hora de afrontar estos complejos retos.
“Los jóvenes son optimistasy tienen esperanza”, asegura. “Muchos siguen siendo muy optimistas sobre lo que les depara el futuro y quieren hacer lo posible para que su porvenir sea mejor”.
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